TRUJILLO Visitamos Trujillo con el ánimo de conocer una ciudad con historia, bajo un sol de justicia - muy extremeño - y empaparnos en ella. Piedra sobre piedra, sillar y mampostería con ese color ocre de la tierra extremeña, palacios y más palacios, iglesias por doquier -a cual más magnífica-... castillo en lo alto, en el cerro de la cabeza del zorro, aljibes, murallas en derredor. Innumerables edificios dignos de ser admirados, unos de estilo plateresco, otros más adustos; todos sobrios y sin exceso de adorno. El casco histórico de la ciudad permanece, o ha sido conservado, manteniendo ese estilo de ciudad extremeña, dominando la piedra sobre todos los demás elementos, y si algo resalta además de ellas, son las cigüeñas; en cada torre, en cada espadaña, en cada campanario hay nidos ocupados por parejas con sus crías. Cierro los ojos en la plaza mayor, y me llega el murmullo de los trujillanos, gente sobria y adusta en el gesto pero afable con el forastero, cordial...
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