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Mostrando entradas de 2011

Playa de Sabinillas

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29 de Junio; Después de trabajar todo el día, y a propuesta de M. vamos a Sabinillas con la intención de cenar unos espetos de sardinas. La verdad es que, al comienzo, dudo si aceptar la invitación, porque llevo tres días fuera de casa y empiezo a necesitar "mi espacio" pero finalmente acepto la invitación, venciendo al lobo estepario porque me apetece la compañía, y también el plan de comer unos espetos en la playa de Sabinillas. Me visto de "guiri", agarro un pincel, media docena de colores y una carpetilla con papel -por si acaso- y nos vamos para allá. Al llegar nos damos un paseo por el malecón -llamarlo paseo marítimo suena grandilocuente-, y la vista que desde allá se percibe de la costa de Casares, recortada en la neblina del atardecer, me llama la atención. Propongo tomarnos una cañita mientras hago un apunte, sentados en la playa. el atardecer es precioso, el sol de poniente acostándose por encima de la sierra tiñe todo con una preciosa luz, entr

TRUJILLO; Cuna de conquistadores

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 TRUJILLO Visitamos Trujillo con el ánimo de conocer una ciudad con historia, bajo un sol de justicia - muy extremeño - y empaparnos en ella. Piedra sobre piedra, sillar y mampostería con ese color ocre de la tierra extremeña,  palacios y más palacios, iglesias por doquier -a cual más magnífica-... castillo en lo alto, en el cerro de la cabeza del zorro, aljibes, murallas en derredor. Innumerables edificios dignos de ser admirados, unos de estilo plateresco, otros más adustos; todos sobrios y sin exceso de adorno. El casco histórico de la ciudad permanece, o ha sido conservado, manteniendo ese estilo de ciudad extremeña, dominando la piedra sobre todos los demás elementos, y si algo resalta además de ellas, son las cigüeñas; en cada torre, en cada espadaña, en cada campanario hay nidos ocupados por parejas con sus crías. Cierro los ojos en la plaza mayor, y me llega el murmullo de los trujillanos, gente sobria y adusta en el gesto pero afable con el forastero, cordiales siempr

Cuacos de Yuste. El pueblo.

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Situado, como todos los pueblos de la Vera, en la ladera de la sierra de Tormantos, que separa el Jerte del Tietar,  es uno de los cinco pueblos de la comarca de la Vera declarado Conjunto Histórico-Artístico. La plaza de España o plaza mayor es un ejemplo típico de la arquitectura verata, a un lado, con unas casas porticadas sobre vigas de madera , y sobre pilares graníticos otras,  con balcones corridos. Toda la parte antigua del pueblo es digna de recorrerse con detenimiento. Aquí, la casa de Juan de Austria, en la plaza de su mismo nombre, más allá la plaza de la fuente de los chorros, todos los rincones del pueblo dicen algo. Me detengo un rato en la plaza y dibujo la fachada sur de la plaza con sus soportales, la más bonita para mis ojos, aunque la que la enfrenta también lo es. Luego doy un paseo, mientras Lourdes se queda a la sombra del pórtico con un café leyendo un libro, y me topo, en la parte más antigua del pueblo,  con la plazuela de la fuente de los

Cuacos de Yuste. El Entorno.

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Paseo por el Robledal – Calzada y Puente Romano  sobre el Jaranda. Hoy hemos hecho una excursión caminando desde la Casa Rural en la que nos alojamos. Hemos tomado la misma pista que nos trae desde Cuacos, pero en la dirección opuesta, camino de Valfrío. Buscábamos caminar por las sendas que el ganado va haciendo atravesando el bosque, sin alejarnos mucho de la pista forestal, pero pisándola lo menos posible. Un paseo de unos 7 km entre ida y vuelta, por la umbría del robledal, entre helechos, retama, espinos, Jara y brotes de nuevos robles. Desde el inicio, todo el camino ha ido cruzando el robledal, sin abandonar el bosque en ningún momento. Los únicos seres vivos que hemos visto, aparte de los pájaros y el propio bosque, han sido varios rebaños de ganado pastando en los claros del bosque. El camino, a partir de la casa rural, desciende suavemente, hasta llegar a una garganta que se cruza por un bonito puente de piedra (Valfrío). Justo al pasar el puente

LA SENDA DEL TRABUQUETE

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El Guijo de Santa Bárbara. LA VERA. Después de un buen desayuno, cargamos en el coche la mochila con agua, unas cerezas y un bocadillo de  jamón, y emprendemos la ruta que nos lleva a Guijo de Santa Bárbara. Es un pueblo de la sierra en la comarca de la Vera. Allá dejamos el auto, cogemos la mochila y los bastones y nos ponemos a caminar. Tomamos una preciosa senda de herradura que conduce hacia el Portillo, siguiendo el viejo Camino de Castilla, por donde cruzaban la sierra de gredos los antiguos pobladores de la zona con sus caballerías para llevar la mercancía a Castilla. Es una senda que al comienzo va más o menos llana, ladeando la falda de la montaña y adentrándose en el valle por donde desciende el río Jaranda, que más abajo lleva sus aguas al Tiétar. Cuando la senda alcanza el río, se cruza un puente y el camino comienza a ascender lentamente, paralelo al río, hacia el fondo del valle, mieando siempre al Portillo de frente.

YUSTE

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Sábado 11 de junio. Por la mañana, después de un suculento desayuno, decidimos ir a ver el Monasterio de Yuste. Se trata de un  monasterio de la orden de los Jerónimos que, bajo la consigna Ora et Labora, fundaron unos monjes en el siglo XV. La iglesia es de un gótico tardío con elementos renacentistas. El monasterio está enclavado en medio de un inmenso robledal, surcado por arroyos de cristalinas aguas que bajan desde Gredos como la garganta de Cuacos o la garganta del Jaranda. Está construido a la manera verata, pero con más piedra granítica que ladrillo, dada la importancia del lugar. Sólo en los muros de los jardines y el muro perimetral, amén del palacio imperial, se intuye el adobe mezclado con el granito. El monasterio tiene además de la iglesia, dos claustros, ambos de dos plantas, con arcadas y columnas de granito, uno gótico y el otro plateresco.  Después de sufrir la desamortización de Mendizábal, fue cuartel de las tropas napoleónicas en el siglo XIX, quedando arrasa

IRATI

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IRATI   De Orbaizeta a la Ermita de las Nieves.  El autobús nos deja en la vieja fábrica de armas de Orbaizeta, construida el siglo XVIII para fabricar bombas para la artillería Real. Es en realidad todo un poblado, en mitad del Pirineo navarro, en el valle de AEZKOA. Calma y en cierto modo también desolación. No se ve a nadie, aparte de nosotros, pero las ruinas están allá, ocupando todo, y a su vez siendo ocupadas por la vegetación. Nos embarga la melancolía, y nos rodea el grito del silencio; sólo se escucha algún pájaro, y sobre todo se oye el aire, el bosque, el todo y la nada a la vez.  La selva de Irati es un inmenso hayedo y abetal, el segundo mayor de Europa después de la Selva Negra Bávara, que se mantiene casi virgen y ocupa toda la cabecera de los valles pirenaicos navarros de Aezkoa y Salazar.  A través de un camino forestal, nos adentramos en el bosque de hayas, poco a poco, buscando la altura de las majadas pastoriles en el collado de Mendizar. En el

Kursaal

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Kursaal. Entre el casco antiguo, y la playa de la Zurriola, (playa de gros, para todo el mundo), está, para mí, el más bello puente de la ciudad. Sus linternas o faros, (de Victor Arana) y las farolas de hierro, lo convierten en algo irrepetible. En aquellos tiempos, los donostiarras lo llamaron el seis de bastos, por los seis ‘faros’ que lo jalonan; Modernista, con una arquitectura propia de cuando se hizo, su estructura ha debido ser reforzada por el impacto del mar. Al otro lado del puente, en primera línea del mar, lo mejor -para mí- de la arquitectura donostiarra del siglo XX; El Kursaal. Aquí se encontraba antiguamente un casino de bellas formas, similar al actual ayuntamiento –también casino en otros tiempos- de estilo neoclásico. Fue derribado y la ciudad tardó muchos años en reemplazarlo. Por fin, un proyecto de Rafael Moneo, Las Rocas Varadas, logró que se llevara a cabo la construcción del moderno edificio actual; Vidrio y Luz, Espacio abierto al visitante 

hirutxulo; de Donostiarras, Joxemaritarras y koskeros, y otras lindezas...

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Hay un nombre para la ciudad, mucho más castizo que "la Bella Easo", que usaban los pescadores: (H)irutxulo . Se refiere a los tres espacios entre montes que dan acceso a Donostia mirando desde el mar: Entre Ulía y Urgull, por levante; entre Urgull y Santa Clara el central, y entre Santa Clara e Igeldo por poniente. Aunque hay quien dice que la explicación es mucho menos romántica, y proviene del vocablo hitzurun. Me gusta el término; y los donostiarras, aunque apenas lo utilizan, lo sienten como muy suyo. Así, en la marcha de San Sebastian, hay una estrofa que dice: (H)IRUTXULOKO GAZTELUPEKO JOXEMARITAR ZA(H)AR ETA GAZTE... Y esto me trae al tema de los joxemaritarras y koxkeros, y el carácter donostiarra. Son motes asociados a los vecinos de la parte vieja donostiarra. Los koxkeros son los bautizados en la iglesia de San Vicente y parece que viene de las koxkas (piedras salientes del templo de San Vicente, preciosidad gótica que data de 1507); Los joxemaritarras son lo

Teatro Victoria Eugenia.

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   Teatro Victoria Eugenia. Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg (Castillo de Balmoral -Aberdeenshire-, Escocia, 24 de octubre de 1887 – Lausana, Suiza, 15 de abril de 1969) era nieta de la reina Victoria de Inglaterra, que se convirtió en reina consorte de España por su matrimonio con el rey Alfonso XIII, abuela paterna del actual monarca español Juan Carlos I. Menudo cambio, de Balmoral a Madrid. Si su suegra, la reina María Cristina, hubiese podido, la hubiese facturado de vuelta para Inglaterra. La reina María Cristina, madre de Alfonso XIII, no era partidaria de esta unión, dados los oscuros orígenes de la línea Battenberg. Además Victoria Eugenia ostentaba únicamente el título de Alteza Serenísima, que la reina María Cristina consideraba de rango inferior. Por otra parte, los antecedentes de hemofilia provenientes de la rama de la familia de su abuela (Reina Victoria) tampoco agradaban a la reina. Anglicana, hubo de abrazar el cristianismo, para poderse casar co

La Plaza de Gipuzkoa

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La plaza es más un jardín que plaza. Y lugar de encuentro y solaz de las mamás kaskariñas, que llevan a sus niños a ver los patos del estanque. Tiene su fuente, Su puente, desde el que los forasteros echan monedas -nunca lo entenderé- y por navidad un belén sobre todos los jardines. El palacio de la diputación preside la plaza, dominándola toda. Construido por el arquitecto José de Goikoa, tiene en su frente, en lo alto, los bustos de célebres marinos; El Almirante Antonio de Oquendo, donostiarra, Almirante de la flota del Océano Miguel López de Legazpi, de Zumárraga, conquistador de Filipinas Cosme Damián Churruca, de Mutriku, brigadier de la armada española, y héroe de la batalla de Gibraltar Juan Sebastián Elcano, de Getaria, participó y terminó la expedición de Magallanes “Primus circumdedisti me”  Andrés de Urdaneta, de Ordizia, marino, fue con Legazpi a Filipinas, y documentó toda la ruta de Manila a Acapulco para evitar las corrientes contrarias. También con Elcano a las M

La Rotonda de la Concha

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Lugar de encuentro veraniego, donde los haya. El que va a la playa, El que sale, los paseantes y los mirones; Todo donostiarra se ha citado alguna vez aquí. Es como el reloj del Bule, cuando quedas a potear; pero aquí se “queda” en verano, Para encontrarse y bajar a la playa, o para dar un paseo. Las columnas que bordean la rotonda, donde nacen las dos rampas que bajan a la arena, tienen una bella estampa. Sólidas, y aéreas. Urbanas y marinas. Blancas como la luz Enmarcadas por el azul del cielo Y por el turquesa del agua de la bahía. Marcan las horas y la presión barométrica, Pero también sirven, se usan, para ubicar el toldo, Y la toalla en la playa. Los tamarices (los tamarindos les dicen aquí) ponen el punto de color en el paseo; iluminan la barandilla y las baldosas ‘donostiarras’ del paseo, y el blanco del Londres; antes también el del Continental, desaparecido hace años en combate urbanístico. El conjunto, Sin nada extraordinario en lo concreto, es una maravilla

La bahía Donostiarra

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La bahía de la Concha. Semana Santa Ayer, por la tarde, tarde hacía un tiempo veraniego. Y, al salir de trabajar, fuí a casa, me cambié de ropa y bajamos al barrio del Antiguo a dar una vuelta. Tras hacer alguna compra de urgencia, hacia las siete y media de la tarde fuimos a la playa de Ondarreta. Estaba, la playa, llena de gente aún a esa hora, aprovechando los últimos rayos de sol, que en primavera son aquí muy caros y escasos. Muchas mamás con sus niños, porque estamos en semana santa y tienen fiesta en el colegio, cuadrillas de adolescentes, y turistas que han empezado a llegar estos días.

El paseo de los fueros

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EL PASEO DE LOS FUEROS.  Los fueros, fueros que reyes castellanos otorgaron a las nobles villas de la noble y leal vardulia; fueros que, otros reyes castellanos, católicos de sobrenombre, suprimieron, avasallaron, redujeron a su mínima expresión. fueros que fueron y no son, Fueros que, tiempo después, Por Dios y por España, un famoso 'caudillo' finiquitó en nombre de UNA, GRANDE, Y LIBRE (de libertades). Fueros que, aún hoy, parecen molestar a sus sucesores, y hacen grande a nuestra tierra.

Puente de María Cristina

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La Reina María Cristina;  De nombre " Maria Christina Désirée Henriette Felicitas Rainiera von Habsburg-Lothringe", segunda esposa de Alfonso XII y reina regente a su fallecimiento, Alteza Imperial y Real, archiduquesa de Austria y princesa de Hungría , Bohemia , Eslavonia , Croacia y Dalmacia , fué conocida como "Doña Virtudes" por su severidad e inflexibilidad. En Donostia se le adoraba. Ordenó construir el palacio de Miramar, (donde obligó a abrazar el catolicismo a su nuera Victoria Eugenia), inauguró el gran casino (hoy Ayuntamiento), y veraneaba en 'la Bella Easo' todos los años.

Amaiur

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200 agramonteses , que desde el 5 de octubre de 1521 estaban defendiendo la fortaleza de Maya, resistieron durante casi 10 meses a las tropas castellanas formadas por 10.000 hombres que mandaba el conde de Miranda, virrey de Navarra, y que estaban con el conde de Lerín , Beaumontés. Maya se rindió finalmente al Virrey el 19 de julio de 1522. El castillo fue entonces arrasado .  

El otoño y sus colores

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El otoño; Que paleta de colores tan llena y variada.       En los bosques de montaña reina el contraste; amarillo pálido para los abedules amarillo y ocre para las hayas ocres y rojos en los robles verde-azul de los pinos verde-negro de los abetos ocre y verde pálido en la hierba en contraste con el rojo de la hojarasca que levanta el viento. Están también las setas y hongos, de todos los colores,  aunque traten de pasar desapercibidas, ocultas entre la hojarasca. En la meseta, predomina el amarillo pajizo de los campos de cereal,  cuando no han sido aún arados y el rojo intenso, ocre o gris según la tierra, una vez arados. Pero siempre, estos tonos casi monótonos, están rotos de vez en cuando por una chopera amarillo intenso, el verde oscuro de los cipreses o el pardo de los cardos que orillan el camino. En el otoño no puedo menos que agarrar los pinceles y tratar de llevar esos colores al papel. Parece como si los rojos