Tiempo de lluvia, Tiempo de Otoño
Tiempo de Otoño.
Tiempo de lluvia,
Fina
y persistente, unas veces
Pertinaz xirimiri;
Violenta
otras,
Fuertes chaparrones,
Tormentas fugaces.
Tiempo para estar en casa,
Para
pensar,
Para
jugar con las nietas,
Para
cocinar,
para siestear.
Días de café con leche,
De
abrigarse,
de mojarse,
De huir del
chaparrón.
Momentos de sosiego
Al
calor del hogar,
Para
contar historias,
Junto a la chimenea;
Para
escucharlas,
para escribir.
Cielos grises, plomo fundido
Que
filtra los rayos solares
Y torna la luz en sepia.
Dias brumosos,
Obscenamente
obscuros,
Propios
del otoño.
La lluvia moja las calles,
Las llena de
reflejos,
Atenúa el
gris,
del asfalto;
Matiza la
luz,
la atenúa.
Las tardes se hacen cortas,
Las noches
largas,
Y los
fantasmas vuelven
Con nuestros miedos.
Se funden las sombras,
Y las luces;
Se
convierte el paisaje en nube
Difuminado
Por las nieblas y las brumas.
El horizonte desaparece
Se
borra el perfil de los montes
lejanos
Fundidos
con los grises
de las nubes.
Los ríos se vuelven duros,
agresivos,
Crueles
arrastrándolo todo,
Barriendo las hojas
De los árboles
que el viento
desnuda.
Los arroyos se vuelven torrentes,
Mudando
de color sus transparentes aguas,
Redoblando
su impulso vital,
mortal;
Arrancando
las piedras,
De sus
orillas,
Para romperlas, arrastradas
Por el improvisado cauce,
Chocando entre sí,
Suavizando sus cantos,
rodados;
Los
yermos campos renacen,
de sus cenizas;
Verdean,
despiestan a la vida;
Los
pardos se vuelven ocres,
Los amarillos, verde brillante;
Y, sin embargo, el otoño es
muerte;
Desnuda
los árboles,
que mueren, un poco,
Perdiendo
su verde cobertura
En
una sinfonía de colores
Del rojo al amarillo,
Del ocre al violeta.
Y, sin embargo, es vida;
En el suelo del bosque,
En su manto
cinabrio y ocre,
Cubierto por
los cadáveres
de las hojas,
Los
hayucos revientan,
y germinan;
Las
bellotas caídas,
plenas de fuerza,
Devuelven la vida al bosque,
Cubriendo el suelo con sus brotes.
Entre los restos de las hojas de los árboles,
arremolinadas por el viento,
Renacen los hongos y las setas;
La vida
surge, de nuevo,
Impetuosa, silenciosa,
poderosa
Con la fuerza
que recibe
De la lluvia del otoño.
Días de lluvia… en otoño.
Hola MIKEL. He recorrido tu blog y me agradan mucho tus trabajos, se notan en ellos un gran sentimiento.¿Las poesias las has escrito tu?? Felicitaciones!!
ResponderEliminarKaixo Mikel, margolari ona izateaz ez daukazu nahiko eta olerkari aparta be bazara. Zorionak.
ResponderEliminarHola Mikel, molto bella questa serie di acquerelli autunnali, hai colto perfettamente i colori e l'atmosfera di questa bella stagione. Buona settimana!
ResponderEliminarMercedes; Muchas gracias por visitar mi blog, y por tu amable comentario.
ResponderEliminarTodo lo que en él puedes ver y/o leer es mío, salvo contadas excepciones, como un reciente post con una poesía de Rafael Alberti dedicada a la acuarela, que he transcrito citando, como no podía ser de otra manera, al autor.
Kaixo Ramón; Saiatzen naiz, bainan asko daukat ikasteko margotzen, oraindik; eta zer esan idazten; Bietan ikasten jarraitu beharko degu;
Hola Tito; grazzie tante.